top of page

IMPOSTORA

  • Foto del escritor: LOLA J. ESPEJO
    LOLA J. ESPEJO
  • 8 jul 2024
  • 5 Min. de lectura

Antes de empezar a escupir palabras, quiero aclarar que todo lo que sé sobre el tema es por haberlo tratado en terapia, no he estudiado sobre esto y no soy psicóloga, os hablo puramente de mi experiencia personal. Además, escribo esto desde el punto más alto de la montaña rusa de emociones que soy y un poco a modo de terapia también. A veces hay que dejar constancia de lo que sientes cuando estás arriba para recordártelo a ti misma cuando estás abajo. Así que hoy, te estoy hablando a ti pero también estoy hablándome a mí.


lago helado
Fotografía de Dew Ariza

No puedo recordar la primera vez que me sentí así y créeme que lo he intentado, pero haga lo que haga siempre siento que nunca es suficiente. Desde que era pequeña siempre me cansaba muy rápido de todas las actividades a las que mi madre me apuntaba. Natación, gimnasia rítmica, clases de flamenco… siempre me ha costado mucho encontrar mi sitio. Me considero una persona muy ecléctica, todo me parece interesante y quiero probarlo todo. Esto a veces es difícil cuando llegas a un sitio en el que la gente lleva años haciendo algo y tú eres la última en llegar y sientes que nunca vas a encajar y en lugar de aceptar que nadie nace sabiendo, decides abandonar. 


Siempre he admirado mucho a la gente que tiene las cosas claras, la gente que tiene una pasión y pone el foco en eso y no para hasta que lo consigue. A mí, como me gusta hacer muchas cosas, hay mucha gente que me dice: “Tía ¿cómo te da la vida para todo lo que haces?” como si fuera algo positivo, cuando lo que yo siento es: “tía, das pena, haces mil cosas y todas las haces a medio gas, no eres capaz de centrarte en algo y así nunca vas a ser buena en nada”. Entonces, cuando algo me sale bien, tiendo a pensar que ha sido casualidad o que me están engañando, que lo hacen por pena o que la gente me dice que le gusta porque son gente que me quiere. O sea, cuando algo me sale bien nunca es por mi propio mérito y cuando algo me sale mal, es solo una prueba más de que, efectivamente, todo lo que hago lo hago mal. 


Durante mucho tiempo pensé que la solución a mis problemas estaba en elegir, en intentar centrarme en algo, cuando con el tiempo he llegado a la conclusión de que si lo hiciera no estaría siendo yo, de que soy una combinación de todas las cosas que me gustan y que además las cosas que me gustan se pueden combinar entre sí. Así que si te sientes como yo y te tengo que dar un consejo es: busca y acepta tu naturaleza. No puedes intentar ser algo que no eres, así que si eres una loca del coño a la que le gusta hacer cien mil cosas, hazlas, porque intentar ir en contra de quien eres solo va a desalinearte y empeorar la situación. Deja de compararte con gente que no es en esencia como tú y acepta que cada persona tiene su mundo.


Otro consejo que te daría y que a mí me ha ayudado mucho (gracias a mi cabezonería) es: llega hasta el final. Intenta recordar por qué empezaste a hacer lo que estás haciendo y aunque a ratos no quieras seguir o te parezca un mundo, no dejes las cosas a medias. Puede que sientas que has fracasado o que no has conseguido el resultado que esperabas, pero para mí es mucho más decepcionante el sentimiento de no haberlo ni siquiera intentado y sólo reafirmará tus sospechas de que “no sirves para nada”, y no queremos eso.


Y como os estoy usando de diario os voy a contar mi última crisis existencial con final feliz. Hace ya casi tres años me compré una controladora para pinchar, porque me dio por hacer playlists, descubrir música nueva, etc. y pensé hostia, si esto se me da bien y a mis amigos les gusta la música que pongo, imagínate qué guapo pinchar en una fiesta o en una rave y que todo el mundo esté bailando con música que has elegido tú (fantasía). Total, que me compré la controladora, me vi cuatrocientos tutoriales y me puse a practicar en casa, ¿Qué pasó? Que como no me salía perfecto (obviamente, estaba empezando) automáticamente mi cabeza empezó a decir: “Claro, es que tú quieres que se te de bien todo y en realidad no sirves para nada, y no sé quién te crees que eres con lo mal que se te da esto”. ¿Qué hice? Metí la controladora en la caja y no volví a sacarla hasta hace unos meses (fatal vaya). En octubre conseguí una pequeña victoria ya que saqué mi EP “RAICES”, la primera cosa que hago de la que estoy orgullosa y me sigue gustando (casi entero) después de haberlo sacado. Decidí junto con las chicas del Piti de la suerte hacer una presentación en Barcelona y ya que íbamos a organizarlo todo nosotras quise aprovechar que era un espacio seguro y hacer mi primer DJ set. Spoiler: Fue horrible, lo pasé fatal. 


Ahora mismo agradezco a la Lola del pasado esa maravillosa idea, pero en el momento me arrepentí muchísimo. No sé cuántos ataques de ansiedad tuve y cuántas veces me dije a mí misma: ¿Por qué decidiste hacer esto? ¿No tienes bastante con cantar que encima quieres pinchar? ¿Quién te crees que eres? Y lloré muchísimo. Lloré eligiendo las canciones que quería poner, lloré ensayando, lloré pensando en el ridículo que iba a hacer y casi vomito de la ansiedad antes de pinchar y sí, la cagué muchísimo mientras pinchaba, pero lo hice. La gente me dijo que estuvo muy guay, que no se notaron nada los fallos y que se lo pasaron genial. Yo no lo sentí así para nada, pero sí que sentí muy en el fondo que era un primer paso. 


Después de esa vez, me invitaron a pinchar en un evento y vi en Instagram que una DJ que sigo desde hace tiempo y me flipa, Niki Lauda, iba a dar clases. Entonces me dejé llevar por el impulso del momento antes de que llegaran los sentimientos de impostora y me decidí a escribirle. Gracias a estas clases me preparé mejor aquel segundo set, he cogido soltura y me he atrevido a buscar un poco mi personalidad en la música que elijo, cosa que sentía que no terminaba de conseguir las dos veces que pinché delante de gente. El resultado ha sido que dos años y medio después de comprarme la controladora y 7 meses después de casi vomitar y tener cuatrocientos ataques de ansiedad por pinchar, he conseguido subir mi primer set a soundcloud y no podría estar más orgullosa de mí misma. Sé que no está perfecto y sé que hay cosas por mejorar y mil pasos por dar, pero he conseguido sobrepasar los límites que me puse a mí misma y terminar lo que empecé hace dos años y medio, así que es una victoria más contra mi “yo negativa”, y es que a veces siento que soy mi peor enemiga.


Como conclusión a toda esta chapa, lo peor de sentirme siempre una impostora es sentir que no quiero sentirme así, que ojalá pudiera verme como me ven los demás. Me gustaría escuchar a toda la gente que me dice que debería estar orgullosa de todo lo que consigo y de quien soy, y ahora mismo lo estoy, así que intento centrarme en estas pequeñas victorias e ir tirando y mejorando poco a poco pero cuando llegue la siguiente bajada ¿Lo sabré ver?

Comments


bottom of page